Los Indie-O Music Awards, nombre abreviado a IMAS, son reconocimientos que en México se promueven con objeto de premiar a diversos participantes de la denominada música y escena independiente.
Así pues, este año se sumó la octava edición en la cual artistas, productores, managers, publirrelacionistas y periodistas especializados, más el público en dos categorías, se encargaron de estimular y señalar el movimiento que se suscita por parte de gente que, se considera, cuenta con cierto grado de autonomía en relación a las grandes empresas, por consiguiente, la vía de promoción y distribución de estos artistas suele seguir otros esquemas y estrategias.
En este sentido, durante esta edición, locutores, editores, periodistas, productores y demás profesionales afines a la industria (aunque sin determinar quiénes en total) emitieron sus votos para determinar a 18 ganadores en distintas categorías, donde lo predominante es el rock en diversos géneros y fusiones. Complementando lo anterior, el público también participa y puede designar a su artista favorito, además de medio de comunicación predilecto.
En esencia, así operan los IMAS, premios que con base en la palabra ‘independiente’ cuentan con una paradoja de origen, ya que la empresa que los auspicia (más patrocinadores allegados) es la cerveza Indio (derivada del transnacional Grupo Modelo), misma que ha fijado su imagen de marca en el sector de consumidores jóvenes con base en la afinidad de éstos hacia la música, motivo por el cual el producto patrocina y promueve eventos que van desde la organización de conciertos hasta contenidos noticiosos por Internet.
Lo anterior refleja algo importante: la independencia, para escalar de nivel, requiere de empresas que inviertan facilitando los recursos y estructura que les permita operar y darse a conocer entre la gente, quien a final de cuentas es el consumidor final y responsable de aceptar o rechazar lo que se le ofrece. De este modo, se trata de ‘independencia’, pero bajo términos de negocio y mercadotecnia, lo cual es valido con objeto de subsistir, aunque se mantiene lejana al idealismo de ir a contracorriente o en paralelo a las reglas de la gran industria, que para efectos del caso musical es dominada por EMI, Sony BMG, Universal Music Group y Warner Music.
“Uno de sus grandes logros es que se maneja de forma transparente (el Premio IMAS/Indie-O). Es como si viéramos todo dentro de una pecera, pues se dan a conocer todos los nombres de los grupos que se inscribieron… los nombres del jurado… y, lo más importante, por quién votaron y… el recuento de los votos… Esto es lo que arroja mucha luz, pues vemos cómo varios representantes de músicos o gente de compañías disqueras dan su voto a gente de su sello o amigos cercanos”, decía con motivo de los IMAS 2012, Chava Rock, periodista que en su momento ha tenido la oportunidad de participar en el proceso de premiación.
Sin embargo, al menos con la perspectiva de quien le da seguimiento a la información desde afuera, no hay certeza del modo en que son designados los ganadores, puesto que no existe registro visible del total de votos recibidos por tal o cual proyecto, u al menos indicadores de porcentajes que orienten al respecto.
No necesariamente se debe interpretar esto como acto de opacidad, dado que esto es distintivo de cualquier tipo de premiación donde sólo un reducido grupo de gente conoce, decide y determina aquello considerado como lo mejor en su categoría, pero no deja de ser curiosa la ausencia de mayor apertura al modo en que se llega a los resultados (ni siquiera se sabe cuántos votos otorgó el público, y para quién, en las dos categorías correspondientes). Más aún si esto sucede en premios auto denominados ‘independientes’.
Para concluir, es a partir de los detalles que es posible detectar que, en efecto, hay personas que trabajan de forma alterna a la industria principal, así, con su labor, implementan opciones distintas para darse a conocer y difundir la obra de manera rentable, sin embargo, para lograrlo en una escala mayor se siguen esquemas tradicionales, al menos en lo que a la creación y entrega de reconocimientos se refiere, motivo por el cual quedan algunas dudas en torno a certeza y credibilidad.
Por el momento, y de forma auténtica hasta cierto punto, lo que se impone es el trabajo de relaciones públicas (cabildeo) y la posibilidad de acceder a medios bien establecidos (radio, televisión, revistas, Internet, redes sociales), mismos que faciliten la necesidad darse a conocer entre la audiencia. Si ya se está dentro de un medio o se cuenta con buenos contactos, eso facilita la labor de se tomado en consideración.
La industria musical se mantiene, ya sea a nivel internacional o local, en un periodo de transición, situación que vuelve a las entregas de premios en un escaparate promocional que dote de relevancia a los participantes y ganadores, cuestión valiosa a nivel de negocios, pero tal vez innecesaria cuando lo importante en realidad es la música en sí.
Ya veremos qué tanto evoluciona esta entrega de premios, además de la trayectoria de quienes concursan, pues la cuestión es determinar si en realidad hay independencia.